jueves, 5 de junio de 2008

La Cámara Fuerte de Toledo

Nadie debería intentar nunca ninguna iniciativa de querer entrar en La Cueva de Hércules por su cuenta y riesgo, ya que todas las Expediciones que se han organizado a lo largo de la Historia han fracasado, con resultado de muerte.

El lugar sagrado tiene unos sellos y unos tiempos, como los de una Caja Fuerte. Cualquier intento de entrar será considerado una profanación del recinto y por lo tanto será neutralizado. Para poder entrar hay que conocer las claves....

¿Por qué a la Cueva de Hércules, que es en realidad la Cueva de Salomón, se le ha llamado también la Casa de los Cerrojos? ¿Qué es aquello que merece ser guardado con tanto empeño, como si se tratara de una Caja Fuerte? He ahí la pregunta clave, que intentaremos explicar a lo largo de este artículo.

Imaginemos que estamos ante una Caja Fuerte. Uno puede probar con distintas combinaciones, una y otra vez, pero si no tenemos la clave exacta, el sistema no se abrirá. Igual sucede en un puesto automático de cajero en un banco. Uno puede probar con distintas tarjetas y distintos dígitos. Pero si no tenemos la tarjeta correcta y la clave correcta, el sistema tampoco satisfará nuestras peticiones.

Con la Cueva de Hércules en Toledo sucede lo mismo. Es una Cámara Fuerte, una Cámara de Máxima Seguridad. Pero no de ingeniería humana sino divina. Es necesario entonces conocer perfectamente las claves para poder entrar, pues de lo contrario el intento se pagará muy caro, y todos los intrusos perecerán.

Decía el sr. Antonio Martín Gamero (1823-1874), escritor e historiador manchego del siglo XIX, cronista oficial de Toledo y director de su periódico "El Tajo", en su obra escrita "Historia de Toledo", que La Cueva de Hércules no era obra de los hombres.

En el año 1037 a.C. el Rey Salomón, construyó La Cámara que podríamos llamar del Testimonio o del Legado de Salomón, y sus puertas fueron cerradas como un sello para precintar un lugar sagrado de carácter divino y sobrenatural.

El Rey Salomón no se marchó de Toledo sin dejar antes a 12 hombres sabios, y justos, hebreos también, para custodiar el precinto sagrado, pues el objetivo de esa construcción era preservarla precisamente hasta el fin de los tiempos, allá en los dias en que caería la religión falsa que gobernaría en toda la tierra. Y se ordenó tambien que al morir uno de esos 12 hombres, cada vez que uno de ellos muriera, se pusiese a otro en su lugar y así hasta que la Cueva cumpliese su propósito.

Desde aquél entonces, en tiempos de Salomón, siempre residió en Toledo una comunidad judía. La comunidad judía de Toledo no proviene por tanto de la época romana tal como se ha evaluado académicamente, ni proviene de los tiempos de la Diáspora Judía o dispersión de judíos por todo el mundo, sino que proviene de la Comunidad Salomónica, desde hace más de mil años a.C. Por lo tanto y desde aquél entonces, la construcción de Salomón es un recinto inviolable.

Acercarse a este lugar antes de la fecha prescrita divinamente trae las mismas consecuencias que acercarse al Arca de la Alianza. Solamente tocar el Arca de la Alianza suponía la muerte instantánea para aquella persona que bien por descuido, bien por irreverencia, se hubiera acercado demasiado y rozado el objeto sagrado.

Esta tradición hizo que después a lo largo de la historia, los reyes visigodos, establecidos en la Península Ibérica y con capital en Toledo, siguieran observando el mismo ritual de obediencia real y sagrada de los 12 hombres justos y sabios, y cada monarca que subía al trono debía representar este mandato divino cumpliendo con el ritual de nuevo Rey, por el que tenia que acudir a la Entrada y colocar un candado real en la puerta para simbolizar que ese rey seguía obedeciendo el mandato y la Orden impuesta por Salomón.

Con ello el Rey se comprometía a proteger la Cueva y a cuidar que nadie ni siquiera él mismo entraría allí, pues esa cavidad tenía una finalidad que había que preservarla hasta una fecha señalada, en el tiempo en que nosotros vivimos ahora que son los tiempos finales de una Era antigua, dominada por la religión falsa, y entrar antes del tiempo era profanar el lugar sagrado de Dios, costando la vida a quien osara tal profanación.

En realidad, tanto los 12 hombres sabios hebreos que custodiaban el Emplazamiento de Salomón, como después los monarcas visigodos, más que proteger la Construcción de Salomón del mundo, protegían el mundo y a sus habitantes del Recinto Sobrenatural, pues siguiendo el símil del Arca de la Alianza, cualquier contacto con esa Cámara de Salomón, antes del tiempo, ha significado siempre la Muerte.

Iglesia de Nuestra Señora de Sión en Axum, Etiopía. La tradición sagrada etíope cuenta que, desde hace mucho tiempo, aquí se custodia el Arca de la Alianza.

La Cueva de Toledo nos recuerda, en cierto modo, un caso parecido que ocurre en la ciudad de Axum, Etiopía, el país legendario de la Reina de Saba, una de las mujeres de Salomón. Cuenta la tradición etíope que el hijo de Salomón y Saba, Menelik, sacó el Arca de la Alianza del Templo de Jehováh en Jerusalén, y que actualmente el Arca reposa en el interior de la Iglesia Ortodoxa etíope de Santa María de Sión, en Axum, protegida por 7 muros.

El sacerdote guardián del Arca no concede permiso a nadie para visitar la reliquia sagrada y asegura que su misión, más que proteger el Arca del contacto con el mundo, consiste en proteger al mundo del contacto con el Arca, pues se trata de un objeto muy poderoso que puede resultar peligroso para cualquier persona.
 
Todo este fantástico relato de cómo llegó a parar el Arca de la Alianza a la ciudad de Axum, en Etiopía, viene recogido, según la versión etíope, en el libro sagrado etíope conocido como el "kebra Negast", texto escrito en el siglo XIII, en el que se cuenta la historia del Rey Salomón y la Reina de Saba, aquí llamada "Makeda", y el hijo de ambos, Menelik.

Aunque en este caso de la Iglesia de Santa María de Sión en Axum, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que Menelik no pudo haber robado nunca el Arca de la Alianza del Templo de Jehováh en Jerusalén, y que por lo tanto en Axum no se encuentra la auténtica Arca de la Alianza, cosa que conviene no decir muy alto, por si acaso, si uno visita los alrededores del emplazamiento de Axum, más que nada por la integridad física personal del visitante. Tengamos en cuenta que estas creencias de la custodia del Arca en Axum son sagradas y veneradas en este lugar.

Pretender, como hace la versión etíope, que Menelik, por sentirse supuestamente despechado por su padre Salomón, dió el cambiazo del Arca en el Templo de Jerusalén y que se llevó el Arca de la Alianza auténtica a Etiopía, no es más que una leyenda tribal, esotérica y templaria.

La nación de Israel en la época del Rey Salomón, era más poderosa en el mundo que lo que puede representar Estados Unidos hoy en día para el día actal. Decir que alguien burló sin el menor problema las perfectas medidas de seguridad de Jerusalén y más del Templo sagrado de Jerusalén, es querer tratar de idiotas a los israelitas, al Ejército de Israel, y a los sacerdotes del Templo. Pero ni los soldados ni los sacerdotes israelitas eran idiotas, ni lo era en absoluto el Rey Salomón, sino todo lo contrario, y mucho menos Jehovah Dios.

Pero sí que podría existir dentro de esta Iglesia de Nuestra Señora de Sión, una copia muy antigua del objeto, de una antigüedad de miles de años, con lo cual el objeto sagrado que se custodia en Axum seguiría teniendo un gran valor religioso, histórico y cultural, e igualmente sería de un valor económico incalculable.

Por cierto que en este emplazamiento etíope es curioso el nombre de la Iglesia de Nuestra Señora de Sión. ¿A qué suena este nombre? Pues es un término absolutamente templario e iniciático, y más si tenemos en cuenta que esta tradición sagrada del texto "Kebra Negast" y la Iglesia se sitúan o surgen a partir del siglo XIII, siglo puramente templario.

Puestos a escoger, y aunque a la Cueva de Hércules se la relaciona más bien con la Mesa de Salomón, más posibilidades hay de que el Arca de la Alianza estuviera en la Cámara Secreta de Toledo que en la Iglesia de Santa María de Axum en Etiopía, pues al fín y al cabo, la Estancia Sagrada de Toledo fué construída y pertenecía al propio Rey Salomón, y este Refugio podía haber sido utilizado para guardar distintos objetos sagrados. Si a esto le añadimos el peligro físico que conlleva acercarse a la Cueva de Salomón, similar al que provocaba el Arca de la Alianza, pues más razones hay para deducir tal posibilidad.

Todos los monarcas godos de Toledo, a pesar de su privilegiada situación, tuvieron que colocar su candado real en la puerta de La Casa de los Cerrojos, y conformarse con marcharse, y morir, sin haber visto nada, obedeciendo fielmente el mandato del Rey Salomón. Ahí estará siempre la lista de los Reyes Godos, que recibirán siempre nuestra admiración, por haber sido hombres temerosos y obedientes de Dios, exceptuando a Rodrigo, el Rey Usurpador y Traidor.

La idea de un lugar concebido como "Casa de los Cerrojos", nos habla ya acerca de la vital importancia de guardar a toda costa su contenido y sus secretos, pues debían permanecer intactos hasta el fín de los tiempos. Un lugar sagrado, bien escondido subterráneamente bajo tierra, mejor que un Bunker convencional, o un Refugio Atómico, que perdurase inmaculado durante milenios, y cuya Puerta estaba sellada y colmada de cerrojos y candados, para que no saliera a la luz nada más que en el momento final.

El Complejo Subterráneo está protegido por un Sistema Inteligente de Seguridad, incluyendo robots, unos fijos, y otros móviles, que custodian por los túneles y cavidades de Toledo, algunos de los cuales provocaron el pánico en el Toledo Medieval y su existencia fue reflejada en los Expedientes Secretos que la Inquisición Toledana transmitió al Vaticano. En resumidas cuentas, se trata de una Fortaleza Subterránea formidable.

Por si todo ello fuera poco, miles de ojos invisibles, los de los ángeles, seres poderosos, vigilan contínuamente el Fuerte de Salomón, día y noche. La Torre y Cueva de Salomón fueron una obra sobrenatural, mandada a Salomon, y puesto que todas la obras sobrenaturales son guiadas y controladas por ángeles, tambien lo es la Cueva de Salomón, y sigue estando controlada por ángeles, y es por ello que cualquier intento de entrar en este Refugio Sagrado, con medios técnicos o naturales, resultará siempre un perfecto fracaso.

En el tiempo de los romanos el apóstol Pablo viajó mucho anunciando el Evangelio, tanto por Asia Menor como en Europa. Pablo tenía mucha ilusión de viajar a España, entre otras cosas para contemplar con sus propios ojos La Construcción de Salomón, la impresionante Torre y el Refugio Sagrado que había sido preparado para el Fín del Mundo. Finalmente todo indica que Pablo pudo desembarcar en España. En su viaje por la Península Ibérica, podría haberle acompañado el también discípulo y médico Lucas, escritor del libro bíblico de "Los Hechos de los Apóstoles" y del Evangelio de Lucas.


Un enclave muy importante en la Hispania romana de esa época era Toletum, en el tiempo en que todavía estaba en pié la Torre de Salomón y la original Entrada de la Cueva de Salomón. La Torre hacía el papel de un Faro que servía para indicar al mundo que allí se encontraba el Palacio Protegido que el Rey Salomón construyó para el final de los tiempos.

En su visita a Toledo, Lucas pudo haber hecho amistad con un senador o cónsul romano que también coincidió en Toledo en esa misma época, el excelentísimo Teófilo, al que el discípulo dedicó precisamente el Evangelio de su propio nombre, el de Lucas. (Lucas capítulo 1, versículos del 1 al 4). Y también Lucas nombra a su noble amigo Teófilo en el libro de Hechos, capítulo 1, versículo 1.

En recuerdo a este discípulo, todavía permanece en Toledo la Iglesia de San Lucas, la Iglesia visigótica más antigua de España, a la que se le puso su nombre en honor al discípulo. Seguramente Teófilo (nombre romano) que era un Noble Cónsul de Toledo, fué sanado por Lucas de alguna enfermedad. La Iglesia de San Lucas, primeramente fué una sinagoga judía, después iglesia visigótica y más tarde mozárabe (cristianos conviviendo entre los árabes).

Esta es la Iglesia de San Lucas, considerada la iglesia visigótica más antigua de Toledo y de España, fechada hacia el siglo VIII. Anteriormente fué sinagoga judía. Su nombre podría deberse al recuerdo de la visita del discípulo Lucas a la ciudad hispano-hebrea de Toledo.

Pablo y Lucas debieron encontrarse con los 12 hombres hebreos, sabios y justos que custodiaban la construcción del Rey Salomón. Y es muy probable que pudieran haber visitado el interior de la Estancia Sagrada, en donde tuvieron visiones. Pero los guardianes salomónicos les conminaron a que no debían contar nada de lo que hubieran visto.

Este Descubrimiento será el principio de la Aclaración para todos los enigmas y misterios que siempre han permanecido ocultos en la Tierra. Pues la promesa de que se resolverán todos los misterios, hasta el más mínimo detalle, es de JesuCristo:

"Porque nada hay escondido que no llegue a manifestarse, ni nada cuidadosamente ocultado que nunca llegue a saberse y que nunca salga al descubierto".
Mateo, capítulo 10, versículo 26.
Marcos, capítulo 4, versículo 22.
Lucas, capítulo 8, versículo 17.
Lucas, capítulo 12, versículo 2.

Pero el Descubrimiento de este Tesoro tiene una fecha prescrita y sagrada en el calendario de Dios y cualquier intento a lo largo de la historia por entrar antes del tiempo establecido supone una violación del lugar sagrado de Dios, y es por ello que el Rey Rodrigo y sus hombres y los expedicionarios del Cardenal Silíceo, asi como otros protagonistas más en otras épocas, fracasaron y perdieron todos ellos rápidamente la vida.

Si se tratase éste de un descubrimiento más o menos normal, más o menos habitual y convencional, hace mucho tiempo que ya se habría descubierto, por cualquier persona, al realizar cualquier obra pública, al organizar cualquier expedición, excursión, etc....

Pero éste no es un lugar común sino una estancia sobrenatural, diseñada e ingenierizada perfectamente por el Rey hebreo Salomón, y construída por ángeles, con parecidas técnicas sobrenaturales con las que se construyeron muchos de los monumentos de la Antigüedad sobre la Tierra, en tiempos remotos. (Para mayor información consultar el artículo "Las naves voladoras de Salomón)

Cuenta el libro apócrifo de Tobías que el demonio Asmodeo fué obligado por el Rey Salomón a ayudarle en la construcción del Templo de Yaveh en Jerusalén. Salomón conocía los nombres secretos de todas las cosas, y por ello y por la potestad que Dios le concedió, sometía a estos genios o demonios, y los hacía trabajar para él.

Uno de estos seres extraordinarios que trabajaron para Salomón en el lugar sagrado de Toledo pudo haber sido Hércules. Tenemos el testimonio, nada menos que de un Rey que contempló personalmente la huella de paso que dejó Hércules en las profundidades de Toledo. Cuentan las crónicas que en el verano del año 711, cuando tuvo lugar la Incursión Maldita del Rey Rodrigo y sus hombres, violentaron los candados reales de la Entrada, y penetraron en el interior de los dominios secretos del Rey Salomón, profanando el lugar sagrado.

La Comitiva Infame, dirigida por Rodrigo, descubrió en uno de los habitáculos el cuerpo de un ser extraordinario, tumbado sobre una especie de camastro. Entre la penumbra los expedicionarios pudieron leer un texto, a modo de epitafio, escrito junto a aquél magnífico cuerpo: "Aquí yace Hércules".

Y del tal hallazgo sucedió que quedaron todos ellos muy espantados y sin capacidad del habla ninguna, mirándose los unos a los otros, y marcharon todos con terror de la antigua habitación por si acaso al extraño ser le hubiera dado por despertarse de repente. Es por esta referencia concreta que transmitieron los testigos de la Expedición de Rodrigo, por la que podemos pensar que todavía descansa allí el cuerpo físico de Hércules.

El Constructor de la Cueva de Toledo sabía quiénes, cuándo y por qué entrarían en el Lugar Sagrado a lo largo del tiempo. Por ello al Rey Profanador, Rodrigo, le esperaba puntualmente un mensaje de maldición y castigo que el Monarca pudo leer con sus propios ojos. Cuando este Rey Godo, Rodericus, cogió con sus propias manos el Pergamino que le aguardaba, el papiro llevaba allí, en La Cueva, la friolera de casi 2 milenios, 1748 años, sin que nadie lo hubiera tocado anteriormente.

Bien pudo haberse llamado la Expedición de Rodrigo como la Expedición del terror, porque otra situación de pánico tuvieron que afrontar el monarca y sus hombres cuando tuvieron que verse frente a frente con los robots que custodian La Cueva Sagrada.

Pero la sorpresa más espeluznante sin embargo llegó cuando por fín Rodrigo salió fuera del recinto y se creyó estar ya a salvo en lugar libre y seguro, sin bien mancillado de por vida como un Rey Judas.

Sin saberlo el Rey, al haber entrado en la Cueva de Hércules, de algún modo activó un mecanismo inteligente con un retardo de tiempo de unas 12 horas aproximadamente, de tal manera, que cuando el Rey ya se encontraba descansando en el antiguo Castillo de San Servando, la antigua morada de los reyes godos, aquella noche pudo contemplar sobrecogido cómo la Torre de Salomón explotaba entre millones de piedras que salían despedidas por doquier y quedaba sepultada para siempre la Entrada de la Cueva de Toledo.

Días más tarde Rodrigo y sus hombres, los testigos de la Expedición Maldita, morían luchando contra los musulmanes en la Batalla de Guadalete, víctimas de su propia maldición. Una terrible maldición con la que además el Rey perjudicó gravemente a toda España, pues la Península Ibérica tuvo que soportar la invasión musulmana durante 781 años, casi 8 siglos, desde el año 711 hasta la Reconquista cristiana de Granada en 1492.

¿Acaso cree usted, apreciado lector, que el Cardenal Silíceo era un estúpido? No, desde luego que no. En 1546, el Cardenal Primado de Toledo, Juan Martínez Silíceo organizó una Expedición desde los sótanos de la Iglesia del Callejón de San Ginés para llegar hasta la Cueva de Hércules, 835 años después de la Expedición del Rey Rodrigo. De nuevo la Incursión fué rechazada automáticamente como un intento de profanación en cuanto que los hombres de Silíceo se aproximaron a los dominios del Complejo subterráneo de Salomón. La aventura acabó en desastre y todos los expedicionarios murieron de terror en ese instante o a las pocas horas.

Por eso el Cardenal Silíceo tuvo la sabia "precaución" de quedarse clavado y sin moverse ni un milímetro de donde estaba, aguardando con toda paciencia y precaución, bajo la protección que le ofrecía el interior de los muros de la Iglesia de San Ginés, que se encontraba allí en esa época, en el lugar de las viviendas que ocupan hoy el Callejón de San Ginés. Aquella antigua Iglesia de San Ginés había sido construída en el siglo VII, poco antes de que Rodrigo entrara en la cueva, y sería demolida en el año 1840.

Recogidos los resultados catastróficos de la Operación, y presa del pánico, el Gran Obispo de Toledo mandó tapiar la Entrada del túnel de San Ginés y ordenó silencio absoluto de tan horrenda aventura. Todo lo cual nos habla acerca de lo inteligente y hábil que era el Cardenal Silíceo, pues gracias a que se quedó en la Iglesia, a pesar de los incontenibles deseos que tenía de acompañar a sus hombres, sobrevivió, en este caso no para contarlo sino para callarlo.

Aunque el Informe del Cardenal acerca de esta Expedición Secreta seguramente se encuentre en el Archivo Secreto del Vaticano. El Cardenal Silíceo murió 11 años más tarde, en Toledo, en 1557. La aventura sería contada 125 años después, en 1671, por un ilustre cronista de la Iglesia Católica de Toledo de aquella época, el capellán Cristóbal Lozano, bebiendo de las mejores fuentes de información de la Iglesia toledana.

Y así, vez tras vez, todo tipo de intromisión o expedición incontrolada, que no tuviera lugar en la fecha prescrita, y que quisiera poner en riesgo la seguridad del Fuerte de Salomón, terminó no sólo en fracaso sino también en tragedia, costando la vida de las personas que se hubieran aventurado en tan insolente empeño.

Durante la llamada Exploración de 1851, un grupo de jóvenes interesados en la Historia y la Arqueología, efectuaron una excavación y hallaron una entrada subterránea (zona de San Ginés). Contentos y entusiasmados por su hallazgo y el buen comienzo de su aventura, prosiguieron la exploración hacia las profundidades del túnel. Pero de repente se quedó el paso cerrado y bloqueado por la peña viva, piedra y roca, que había, o que surgió, por todas partes, impidiendo a aquellos ilusionados expedicionarios continuar con su Incursión.

Cuenta una historia popular toledana que hacia los tiempos de la Guerra Civil en España, dos hermanas que vivían en Toledo, entraron desde una loseta hacia los interiores subterráneos de la ciudad. La inercia del tunel les llevó hasta la Cueva de Salomón, en donde vieron a unos seres, probablemente los robots de la nave. De repente la estancia se empezó a inundar de agua y las dos hermanas huyeron asustadas. Era la manga de agua que venía desde el pueblo de Mozarambroz a 38 kilometros de Toledo, sube hasta la Iglesia de San Roman, pasa por la Cueva de Hércules y baja precipitadamente de nuevo hacia el río.

A la mañana siguiente, el cuerpo de una de las muchachas fué hallado flotando en la orilla del Río Tajo; estaba ahogada. La otra hemana sobrevivió pero no le dió tiempo para ver nada relevante de la nave ya que inmediatamente llegó la fuerte manga de agua a presión y las echó del lugar hacia afuera, y solo una de ellas quedó con vida para contar lo que le sucedió a la otra hermana cuando entraron en la cueva de Hercules, en una excursión que seguramente habían iniciado desde la zona de San Ginés.

La Tercera Expedición a la Cueva de Salomón

Supongamos que una Expedición imaginaria llegase ante la Puerta de la Cueva de Salomón. Lo que debería hacer entonces esta comitiva sería colocar un candado, al menos simbólico, y jurar guardar el secreto del lugar, para protegerlo y contribuir a que cumpla la misión para la que fué prescrita en su tiempo. Es decir, se debería renunciar a intentar entrar en la Morada de Salomón, pues tal acción antes del tiempo sería una violación o profanación en los planes de Dios. La escenificación de esa actitud de respetar el Precinto de Salomón constituiría la misma esencia del Ritual que hacían los Reyes Godos.

Y esa actitud, la de colocar un candado y renunciar a entrar en los dominios de Salomón sería una actitud privilegiada que sólo los reyes visigodos de Toledo podían tener el privilegio de desempeñar ese papel. Ni siquiera una persona normal y corriente, como cualquiera de nosotros, todos aquellos que no somos reyes, podría soñar con protagonizar dicho Ritual Real de Renuncia, (renuncia a entrar) ordenado por el Rey Salomón. Pues la Cámara Secreta de Salomón fué hecha solo para que se entrase a su debido tiempo, en el final de los días.

Pero gracias a Dios, vivimos en otro tiempo; ya pasó el Reino Visigodo, y ha pasado más de un largo milenio desde entonces. El privilegio de todos aquellos que vivimos en este tiempo será mucho mayor que el de los monarcas y habitantes godos, pues de una manera o de otra, una vez descubierta la Cámara de la Verdad, todos seremos testigos del Evento, y todos podremos algún día entrar en la Nave, como turistas o visitantes, y admirar las maravillas de un lugar tan increíble e impresionante, llenarnos de asombro, y además sin que por ello nos pase nada malo, algo inédito hasta ahora.

El privilegio de los descubridores de la Cueva de Salomón, también será importante, pues ya está profetizada la Tercera y Ultima Entrada en la Cueva de Salomón. Y todo el sistema de seguridad del Recinto está preparado puntualmente para recibir y permitir la Entrada Final, aquella para la que verdaderamente fué destinada la construcción de esta fortaleza subterránea.

Pero todos los sistemas de seguridad del Complejo de Salomón en Toledo están igualmente preparados y plenamente activos para rechazar inmediatamente todas aquellas intromisiones con ánimos tenebrosos o ultrajadores, con serio peligro mortal para los desafiadores.

Ahora se habla de que en Toledo hay diferentes iniciativas trabajando y moviéndose para entrar en la Fortaleza de Salomón, porque la Carrera hacia el Descubrimiento ya ha comenzado. Sin embargo la realidad es que No habrá forma humana posible de dar nunca con ese recinto, tal y como ha ocurrrido siempre, y si alguien, por algún tipo de suerte o accidente, ha dado con el lugar, no ha podido sobrevivir. En esas condiciones, Mejor no encontrarlo.

Cualquier fórmula de exploración para penetrar en el recinto de Salomon, por parte de cualquier organización, será fracasada y de muerte segura, por cuanto que es profanación.

"Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fín son caminos de muerte" Proverbios 14:12. Escrito por cierto por el propio Rey Salomón.

Sin embargo está profetizada la Tercera Entrada y con este fín se construyó la Cámara, precisamente para que se descubra, pero sólo a su debido tiempo.

Nosotros nos encontramos ahora en el Tiempo Final, aquél en el que una vez más, hay que obedecer por última vez el Mandato Real del Rey Salomón, pero esta vez será el Mandato Final, el de la Orden de Apertura, esto es, aquello para lo que fué inicialmente construída la Cámara. Ni mentes ni manos impuras deben ni pueden desempeñar este Acto Ritual de Entrar en la Casa de Salomón, después de más de 3 milenios. Esta es la Cámara sagrada y secreta de aquél que construyó el Templo de Jehova en Jerusalén, el ungido de Yaveh, a cuyo cuidado estaban el Arca de la Alianza, la Mesa de Salomón, los bienes y objetos sagrados de Yaveh, y todo el Reino de Israel.

¡Ah, pero esta vez será distinto!.., La Tercera Vez que se entre en los subterráneos de Salomón, los descubridores no se van a parar en la Puerta, colocar un candado, renunciar a entrar y marcharse, privilegio enorme ya en sí, que les correspondía tan solo a los Reyes de la Cristiandad, sino que con el beneplácito de Dios, esta vez sí, estarán autorizados y bendecidos para entrar en el Recinto Sagrado del Rey Salomón.

Después de más de 3000 años, los descubridores tendrán el privilegio de realizar el Descubrimiento de la nave sagrada de Toledo y entrar dentro, conocer sus secretos sagrados y además sobrevivir a ello, con gran bendición en vez de maldición, precisamente por obedecer siempre las instrucciones precisas y correctas.

Alguien puede dar con el recinto e incluso llegar a entrar, como ya hemos visto en algunos de los protagonistas de los que hemos hablado; otra cosa es llegar a sobrevivir después a esa situación. Por eso las personas que descubran la Casa sagrada de Salomón en Toledo no serán la personas más listas ni las más inteligentes, ni las que más títulos nobiliarios o universitarios tengan, ni las que más dinero y medios tengan, sino aquellas personas a las que Dios les hubiera dado la capacidad adecuada y correcta para acometer esa Misión, y les hubiera guiado hacia esta misión.

Pues de otro modo, ¿cómo se podría sobrevivir a una expedición semejante?
Normalmente, Dios escoge personas sencillas y humildes para llevar a cabo sus misiones, con objeto de poner en evidencia a los poderosos. Pues El, Dios, es soberano, y en su soberanía actúa como quiere.

"Te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos" Evangelio de Mateo cap 11 vers 25.

Quienes sean las personas que entren aquí, no lo harán por una casualidad fortuita y azarosa. Descubrirán el lugar porque les ha sido permitido saber en dónde está exactamente la Cámara, por dónde se entra, qué peligros conlleva y para quién, quien puede abrirla y quien no puede abrirla, qué es necesario para abrirla, y qué consecuencias va a traer la Apertura. En definitiva, serán personas que han estado conectadas, no de cualquier manera, sino de un modo correcto, con este evento sobrenatural, y que están preparadas para este trascendental encuentro.

Es decir, no solo se trata de descubrir físicamente el recinto y sacarlo a la luz sino que además es necesario disponer de la capacidad para interpretar correctamente su sentido y su misión verdadera y reveladora.

Esto no es un juego ni una apuesta, ni un capricho cultural. Abrir la Puerta de la Casa de Salomón de Toledo significa franquear La Puerta del Fín del Mundo, el fín del mundo antiguo, cerrar una Era y abrir otra Era Nueva, un tránsito al que no sobrevivirá la iglesia Catolica como representante de la Era Vieja. Es el Descubrimiento más grande de todos los tiempos, que dejará como simple anécdota cultural la tumba de Tutankhamon y Troya, y otros sucesos similares, y eso va a cambiar el mundo.

Al igual que ocurrió en el episodio del Rey Rodrigo, a raíz de la 3ª Expedición, la Expedición de la Apertura, nuevos mecanismos inteligentes se pondrán en marcha, seguramente más espectaculares que los del año 711, pero esta vez no por maldición y profanación, sino para dar cumplimiento puntual y pleno al papel previsto de la construcción. Por ejemplo, Las Profecías de Toledo anuncian que el Pez del Fín del Mundo caerá al suelo de la Catedral desde la mano del ángel esculpido, la señal del hundimiento del Vaticano y de que una Era Nueva comenzará.


Cada día sucede lo mismo en la Catedral de Toledo.., Obispos, sacerdotes, miembros de la Iglesia Católica .., comprueban la Profecía: se sitúan frente al Retablo que se alza sobre la Cripta, la zona de la Catedral que está cubierta desde arriba por el llamado Transparente, un claro de luz providencial. Miran hacia las figuras esculpidas y buscan ansiosamente la silueta del Angel del Fín del Mundo. 

Todavía el Pez sigue asido de su mano derecha. Aún no ha caído al suelo de la Catedral. Los responsables de la Iglesia respiran aliviados y se vuelven a marchar del lugar...
Sí, el Pez del Fín del Mundo todavía sigue allí. Pero ¿Hasta Cuándo?...


El Recinto de la Verdad fué construído por un hombre de Dios, Salomón, hijo de David, el ungido de Yaveh, ascendiente de la línea davídica verdadera y de JesuCristo; y este Descubrimiento sobrenatural recomienda que sus descubridores más apropiados sean investigadores bíblicos, que manejen las claves necesarias y correctas para llevar a cabo una Operación de este calibre y responsabilidad, sin riesgos ni peligros ni maldiciones para nadie; sin provocar ningún daño ni perjuicio para nadie ni para sí mismos, sino por el contrario, propiciar el cumplimiento y la finalidad de la Obra, para que se conozcan las Buenas Noticias y las Nuevas Bendiciones que la Cámara Fuerte de Salomón tiene reservadas para toda la Humanidad.

Alberto Canosa & Fran Garcia
19 de Junio de 2007

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