domingo, 27 de abril de 2008

Los Robots de los túneles de Toledo

Cuando en el verano del año 711, el Rey Rodrigo entró con la Corte en la Cueva de Hércules, todos los presentes se asustaron al contemplar la nave donde entraron tras un largo túnel de 2 km de largo...

Había allí, en aquél recinto impresionante, 2 robots gigantescos metálicos-mecánicos, que golpeaban severamente el suelo con unas mazas de hierro, haciendo un ruido espantoso, que hacía temblar a todos los presentes, mientras los ojos de esas estatuas metálicas mecánicas brillaban con un rojo encendido que hacían estremecer a aquellos que habían entrado en esa nave.

Siglos después, en el año 1546, una 2ª Expedición, mandada por el Cardenal Primado de Toledo, Juan Martinez Silicio, entró en la misma nave que habia entrado el Rey Rodrigo, en donde todavía se hallaban las dos estatuas metálicas mecánicas.

También seguía allí la Mesa de Salomón. Vieron de nuevo las dos estatuas metalicas mecánicas que golpeaban el suelo de contínuo con las mazas, al igual que hacían siete siglos antes en presencia del rey Rodrigo y su Corte.

Como sucediera en la anterior ocasión, los tremendos golpes hicieron de nuevo aterrorizar a todos los presentes de esta Expedición, que había entrado por la 2ª Entrada de la cueva de Hércules, ubicada en el Callejón de San Gines 3, y mas aún cuando una de las estatuas cayó de repente al suelo de su pilastra o batería, produciendo la nave un ruido espantoso que hizo salir estrepitosamente a todos los presentes, con sus rostros desencajados por el terror.


Todos los expedicionarios del Cardenal murieron sin excepción a los pocos días de esa incursión por la Cueva de Hércules, por lo cual el Cardenal Silicio, mandó tapiar la entrada a ese túnel, y está tapada con ladrillo cocido hasta el día actual.

Toledo está invadido de túneles que salen de diferente lugares estratégicos, encima de los cuales se levantaron iglesias, conventos y museos.

Pues bien, en el pasado se han encontrado en túneles semejantes, objetos curiosos e interesantes, denominados por la Arqueología "Objetos de Culto", estructuras metálicas de las que no han sabido definir su propósito, por lo cual, o han sido destruidos o "escondidos a buen recaudo para su estudio", ya que muchos de esos objetos de culto, según se ha llegado a comprobar con técnicas modernas, son instrumentos técnicos electrónicos con dispositivos modernos de minimicrochips incorporados, muchos de los cuales se hayan esparcidos por todos los museos de la Tierra, catalogados como "objetos de culto".

En uno de los túneles de Toledo se encontró en el siglo XV otro robot metálico mecánico. En aquel tiempo, al igual que ocurre en la actualidad, cuando se encuentraban artefactos de ingeniería desconocida, se definían como" objetos de culto extraño", y eran examinados por las autoridades religiosas como la "Santa Inquisición".

Dicho robot metálico, se trasladó a la Capilla de Santiago de la catedral de Toledo, donde están enterrados los nobles Don Álvaro de Luna y su esposa Doña Juana de Pimentel, y ocurría frecuentemente que en las ceremonias místicas de la religión católica, durante la misa, y al tocar el monaguillo una campanilla, el robot de repente se movía y se arrodillaba.

Capilla de Santiago. Un robot encontrado en un túnel de Toledo en el siglo XV, fue custodiado en la Capilla de Santiago, en la Catedral de Toledo. El robot se movía solo y por libre cuando menos lo esperaba nadie...

Al moverse, el robot se caía de rodillas cuando intentaba andar, porque estaba deteriorado y averiado, sin apenas energía, después de miles de años de su construcción, ya que este tipo de robots metálicos mecánicos, como los de la Cueva de Hércules, funcionaban como muchos otros encontrados y esparcidos por toda la Tierra en diferentes emplazamientos y tumbas antiguas, construidos hace miles de años, con técnicas super modernas mediante un sistema avanzado "por efecto de sonido o vibración", un sistema tan sofisticado como incógnito que la ingeniería electrónica actual no ha logrado alcanzar todavía.

Y como en muchos otros casos, la Iglesia Católica y su "Satánica Inquisición" destruyó ese robot de la Capilla de Santiago debido a la ignorancia y la superstición, como destruía y quemaba de igual manera muchas obras de arte, literarias, o artefactos desconocidos, donde quiera que las encontraba en toda la tierra habitada, ya fueran libros, edificios, rollos, papiros, escritos, y estatuas metálicas mecánicas, que eran denominadas por el Clero como "ídolos", fundiéndolos cuando estos eran de oro para hacer maravenís y llenar las arcas de la Iglesia.

Y a los pueblos dominados por el terror de la espada y la cruz, y su "satan " Inquisición, en el viejo y nuevo mundo, habitados a menudo por indios ignorantes, la Iglesia Católica les esclavizaba y les expoliaba todos sus bienes, "y sus ídolos de oro" y se los cambiaba por otros ídolos de la iglesia católica, de escayola, madera, piedra y trapos, como figuras de supuestos santos, diciéndoles que estos ídolos de la iglesia católica a los que les obligaban adorar y venerar mediante el terror y la hoguera, eran los verdaderos y los suyos los falsos.

"Los adversarios de la verdad siempre acaban por morir"

Y queda flotando un interrogante misterioso en relación a los robots: ¿Seguirá habiendo robots, deambulando o "patrullando" por los túneles subterráneos de Toledo, protegiendo La Cueva de Hércules?...

9 de Octubre de 2006

1 comentario:

  1. Ampliar la fantasía es muy bonito, pero pretender que esta se crea es otra cosa.
    Los ahora llamados robots de Toledo, su verdadera historia se corresponde con la historia del relojero italiano, relojero de emperador Carlos V, persona que fue quien los construyó. Pues el relojero Juanelo Turriano ademas de ser relojero de la corte del Emperador, ademas laboró un sistema hidráulico que subía el agua del tajo al centro de la ciudad.
    Y para que por su calle todos quedaran admirados construyó unas figura de moros que colocó en la puerta de su casa. Siendo movidas estas figuras por mecanismos relojeros que cuando daban las oras golpeaban mazas sobre el suelo.
    Estos relojes figurantes terminaron siendo propiedad de la catedral, y después desaparecidos.
    Todo lo demás es pura fantasía.
    So. Andrés Castellano Martí

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