martes, 15 de abril de 2008

Los sonidos de la Torre de Salomón

Cuando caía la noche, nadie era capaz de adentrarse hacia el Palacio Encantado de Toledo, pues unos espeluznantes silbidos hacían correr de pánico a cualquiera que se acercase...

Por inspiración y encargo de Yaveh Dios, el Rey Salomón llevó a cabo una serie de construcciones por toda la Tierra.

La Torre de Salomón o Torre hebrea de Judah se alzaba orgullosa, y fué una construcción magnífica de la Antigüedad, una maravilla de la ingeniería arquitectónica que existió en los tiempos antiguos, y cumplía una misión sagrada y trascendental.

Entre otras funciones, servía a modo de un "Faro" para indicar que allí, en la Jerusalen occidental o segunda Jerusalen como los hebreos llamaron a Toledo, se encontraba el Palacio protegido del Rey Salomón, el cual fué diseñado y construído por el propio Rey de Israel, Salomón, hijo del Rey David, y por todos sus numerosos y extraordinarios ingenieros.

El Palacio de Salomón, popularmente conocido como La Cueva de Hércules (debido a la romanización posterior en referencia al dios pagano Hércules) se construyó subterránemente, con un sistema parecido al de un sofisticado bunker moderno, puesto que esa nave sagrada se construyó con la misión de desempeñar un importante papel para la posteridad. Por esto era imprescindible preservar la seguridad de este recinto sagrado durante el tiempo, que llegaría a ser de varios miles de años.

La Torre de Hércules era de forma circular, y cilíndrica, de una altura considerable, sostenida por las espaldas de 4 leones metálicos, que señalaban los cuatro puntos cardinales. Aunque era circular la Torre de Hércules, en el interior había 4 habitaciones cuadradas de diferentes colores, blanca, negra, verde, y rojo sangre.

Hoy quedan en el exterior los cuatro huecos de fundamento que sostenían a estas 4 habitaciones, y en torno a estos cuatro huecos de fundamento, se puede percibir perfectamente un círculo de fundamento o muro de piedras pequeñas que lo rodea.

Igualmente, hoy en día quedan todavía muchas de aquellas piedras que se esparcieron por doquier, que son los restos de la Torre de Hércules, que explosiónó la noche del verano del año 711.

Aquella noche, el Rey Rodrigo entró con su Corte en la Cueva. Se adentraron hasta el final del túnel de 2 kms de largo, un túnel que llega hasta la vertical subterránea de la Cripta de la Catedral de Toledo, a unos 20 mts de profundidad, donde están las dos estatuas metálicas mecánicas, la Mesa de Salomón, y un papiro antiguo encima de la Mesa.

En el exterior la Torre de Hércules tenía una capa de piedras de mármol blanco, consistente en infinitas piedras blancas de mármol perfectamente unidas, que hacían brillar la Torre como si fuese un espejo, y aún hoy, la zona en donde estuvo el Palacio de Salomón, está magnético e irradia energía.

El sistema circular de la Torre de Hércules servía igualmente, de sonido estereofónico, el cual cumplía una función de amplificador transformador de sonido.

Al atardecer y dejar de brillar el sol sobre la Torre, se enfriaba la temperatura sobre la estructura de la Torre, y ésta empezaba a emitir una serie de ruidos y sonidos a la manera de galope de caballos, gritos de batallas, quejidos y aullidos sobrecogedores, producidos por el viento que golpeaba directamente en la propia Torre, y cuyo sonido salía después transformado, amplificado, y ecualizado, hacia toda la zona colindante de campos, valles y montes, cercanos a la Torre Encantada.

Se producía así un efecto sonoro y vibratorio parecido a como cuando un niño, realizando un experimento físico, sopla sobre la boca de una botella vacía, y produce silbidos curiosos, sólo que el Gran Jarrón o Botella que formaba la Torre de Toledo, estaba construída específicamente para multiplicar todos estos efectos vibratorios y auditivos con mucha mayor sofisticación técnica.

El sistema estereofónico y de amplificador de sonido que tenía la Torre de Hércules, servía con el propósito de ahuyentar a las personas extrañas, que, ocultos en la oscuridad de la noche, intentasen llegar hasta la Puerta de la cueva de Hércules, donde se hallaban los múltiples candados, muchos de ellos de materiales preciosos, que los Reyes Godos habían colocado a su sucesión como era tradicional y obligatorio, según la ley que Salomón dio a los 12 hombres buenos y justos de la ciudad de Toledo, los cuales tenían la obligación de velar por la seguridad de la Torre de Hércules.

Y siempre pervivió un miedo tradicional que había al lugar donde estaba esa torre, sobre todo cuando oscurecía, por los ruidos espantosos y ahuyentadores que emitía. Aún hasta en el día de hoy sigue siendo un lugar mágico y extraordinario para todos los toledanos, que sobrecoge a propios y extraños, y sigue mostrándose casi igual de impenetrable que antaño al caer el manto de la noche sobre la ciudad.

Curiosamente, se sigue teniendo el mismo respeto, miedo y superstición de acercarse a ese lugar por la noche, como tenían sus antepasados, heredado por la leyenda, la tradición, y el propio instinto humano que una persona nota cuando se encuentra en un lugar mágico y especial.

Por la ciudad, y no es ningún secreto para nadie de Toledo, corre el rumor de que algunos vecinos de la urbe ancestral han visto luces de colores, hablan de luces rojas, en el mismo lugar de antaño, como si todavía estuviera activada la magia y la energía de la Torre Encantada.

(Artículo escrito originalmente el 30 de Octubre de 2006)

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